no se porque, mientrás me bañaba me acordé de la morá alba. sin lugar a dudas, ella fue la que me decidió a ser docente, y siempre quise ser cómo ella. la morá alba llegaba a la escuela en jogging, con su pelo blanco, sus ojos claros, su gran altura, venía y se iba caminando desde recoleta a villa crespo, me enseño fracciones con un chocolate y me encontraba los libros que yo tenía que leer. publicaba mis escritos (qué todavía guardo)y siempre yo era la protagonista de las obras. yo no era muy desenvuelta socialmente en la primaria, a mi en los recrees me gustaba leer, o actuar o cantar y bailar...no era buena en el elástico, ni en el frontón (que jugaban con una pelota de ping pong y un cuaderno rivadavia de tapa dura), ni me elegían para los equipos...y a esa edad si no sos buena en deportes, sos el último orejón del tarro de la primaria...pero ella se quedaba conmigo en los recreos, me ayudaba a terminar un cuento o me traía un libro para leer...creo que no la ví más hasta que ya entrados los 20, me la crucé en la calle, eran vacaciones de invierno, yo ya vivía sola y me invitó a merendar a su casa...puso la mesa de té más hermosa de mi vida y después nos fuimos caminando al colón, había sacado entradas para que juntas veamos un espectáculo infantil...fue volver a ser nena otra vez y tenía el mejor premio: tomar el té e ir al teatro con mi maestra de 3er grado.
2 comentarios:
Qué linda historia!
Ojalá yo tuviera ese recuerdo tan cálido de mi maestra de 3er grado a la cual todavía recuerdo con ira.
Sin embargo, soy carne de diván, porque yo también soy docente y creo que fue por la fuerte impresión que dejó en mí.
Qué historia más linda!!!
Me encantan los re-encuentros y más si son así de mágicos.
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