martes, 6 de octubre de 2009

el idish

hoy me llego este mail que me mandaron los tíos de ary...amo el idish y el idishkait...amo pertenecer a un pueblo (supongo que haya sido el que haya sido...pero me toco este) tener tradiciones y hablar con palabras en idish, que gracias a la genia de divina gloria, en argentina, se universalizaron. me gusta pedirles a mis hijas un kush y decirles a gute najt, y que tengan shpilkes en el tujes como yo y comer kneidalaj, barenikes y guefiltefish. porque así me hablaban mis abuelos y me gusta transmitirselos a ellas y que no se pierda... también me gusta transmitirles nuestra argentinidad, pero de eso ya hablè en otro post... …y la bobe y el zeide se reían en idish, y siguieron hablando muy mal castellano: tras más de cincuenta años en la Argentina seguían diciendo “hacer una vuelta” por dar una vuelta…Boinas tardes, dormotorio, postigo, por testigo, joives, venían de un país que era Alemania cuando llegaban los alemanes, Rusia cuando llegaban los rusos, Polonia cuando llegaban los polacos, y Lituania en los breves lapsos en que nadie los invadía. Su idioma natal era una mezcla de todos ellos. Pero reírse, se reían en un idish claro, inconfundible, cristalino y contagioso. Se reían de sí mismos, aplicándose sobrenombres intraducibles que hacían públicos sus defectos para quien entendiera idish, destacaban sus ruidos al respirar, su hambre eterna, su incontenible gula, sus papelones. Llamaban shnorer al que agarra de más, shvitzer al que transpira por tramposo, Petlura recordando el apellido de un general lituano antisemita y genocida, a los que eran malvados. Del lunfardo porteño traducían clavo, literalmente tchvok para quien no les pagara algo; los grine: verdes, eran los dólares; un shtekn: palo, era un millón de pesos. El idish es, el lunfardo del lunfardo, la risa escondida. Para ellos, para mi también, culo, no es lo mismo que tujes, al igual que mis hijas que con todos sus amigos se saludaban, no con el boludo, liso y llano, sino diciéndose: hola pots, ellos se saludaban todos así, judíos y no judíos: hola pots…aún lo siguen haciendo. También le tocaba a las abuelas…mi mamá, la abuela de mis hijas, fue siempre la bobe, era la bobe de todos ellos porque suena diferente en idish, como diferente suena una persona chismosa a una iajne…y el famoso oy oy oy de todas las bobes no era una queja, sino una opinión política, un texto de filosofía o la síntesis de toda una vida. Cuando eran invitados a comer siempre se despedían llevándose un paquetito, un pecale, y por supuesto se pedía la receta. Que digan lo que quieran: nos faltaba de todo pero hambre nunca nos faltaba. Mas allá de plumas de humoristas célebres como Sholem Aleijem, su libro best seller, escrito en 1899, la novela: “Tevie el lechero” que se conoció como comedia musical con el nombre de: “El violinista en el tejado”, millones de judíos de Europa Central y Oriental y sus descendientes en Estado Unidos, Argentina, Israel y otros muchos países, se rieron en idish durante centenares de años. Eliahu Toker, también se expresa sobre el idish diciendo que: “es un país de la palabra sin territorio, ejército ni policía”. Es, me animo a agregar, el idioma de un pueblo que se ríe de sus carencias y de sus creencias.

finde en cuerna

el finde nos fuimos a cuernavaca a casa de gali y jacobo que estan viviendo allá...lo pasamos super bien, descansamos mucho y me encantó ver a las nenas como se relacionaban con sus primos grandes (9 y 13) como si fueran un par. para los que la pidieron, foto de nuevo corte y panza de 21 semanas...y mucha blancura y kilos de más...