sábado, 19 de enero de 2013

Volver a los 17...

Seguramente porque en dos días llegan mis 41 y me puse a pensar en como me sentía hace unos años y en como estoy ahora; o porque el 2012, la tele nos recordó que también nosotros fuimos alguna vez egresados 89; pero hace días que me viene a la cabeza aquel verano del 89´, cuando me fui de viaje a israel y por primera vez, salí sola de argentina.  Creo que nunca me sentí más libre que aquel verano del 89´, esa sensación de domingo a la tarde, de frío en buenos aires y sacar la cabeza por la ventanilla del colectivo. El año en que morí de amor, porque solo se puede morir de amor a los 17 años y sentir ese desgarro en el alma de no ser correspondida. En ese entonces conocí lo que era un kibbutz y pensé en tal vez vivir en un lugar así, todavía hasta hoy lo sigo pensando, eh. Creo que sería un lugar ideal para mí y mi familia. De todas formas, mi kibbutz, como decía Cortázar, me espera muy pronto. Era la época en que éramos reinas de pueblo grande, en que soñábamos a lo grande y que queríamos comernos el mundo...y nos lo comimos. De probar, de experimentar, de sentir que podíamos con todo. La época de Spinetta, y de Silvio. De girar el casette con la birome y sentarnos en la habitación de nuestra pieza a escuchar vuelta y vuelta las mismas canciones una y otra vez. Ese verano, me sentí grande por primera vez, empezaba a dibujarse la Ile que soy hoy. Después de ese verano, empezaría el último año de la secundaría y con ella el fin de las no responsabilidades.
Hoy pienso que ese verano me marcó mucho, fue el viaje y el volver y estar 15 días sola en casa. Fue comenzar a rockear desde todos los sentidos.Fue el conocerme y valorarme y poner las semillitas de está mujer madura que soy hoy y de la que me siento tan orgullosa.

SANSKRIT

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